El sacerdote dejó un testimonio hológrafo -escrito de su puño y letra- en el que legaba la mayor parte de su herencia -una casa y sus ahorros- a un matrimonio amigo. A su hermana solo le correspondió un 30% del valor de la vivienda, ubicada en un pueblo de la provincia. Nada más.
Aquella decisión póstuma generó tal descontento en la mujer que, presuntamente, acabó delinquiendo para conseguir ilegalmente «lo que el fallecido les había negado en su disposición de última voluntad», según detalla en su escrito de acusación la Fiscalía de Granada.

Para lograr su propósito, la procesada, que contó con la ayuda de su hija -siempre según el Ministerio Público-, llegó incluso a engañar a un juez, que, en 2007, «declaró única y universal heredera» a la hermana del religioso fallecido. Ante el citado magistrado, las dos mujeres, para obtener «un beneficio ilícito», manifestaron que el sacerdote «falleció sin otorgar testamento», un hecho que no era cierto y que perjudicaba de forma evidente los intereses del matrimonio que resultó afectado por los manejos, supuestamente ilegales, de las encausadas.

Para la Fiscalía Provincial de Granada, las acusadas pudieron cometer un delito de estafa en grado de tentativa. En este sentido, se pidieron para cada una de ellas una pena de nueve meses de prisión y otros cinco meses de multa, un periodo durante el que tendrían que abonar doce euros al día.

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Fuente: ideal.es